La pandemia del Covid-19 ha generado cambios en los hábitos que teníamos. Debido a esto, la arquitectura se ha visto enfrentada a nuevos desafíos en temas de diseño y urbanismo, que en parte están afectando a la sostenibilidad de espacios cerrados. Por eso, se ha venido implementando un nuevo modelo de edificios llamados “Edificios verdes”. Estas estructuras tienen como característica principal el uso de materiales naturales y reciclables, que ayudan a optimizar recursos y reducen los desechos generados, además de que crea un entorno natural, pero que al mismo tiempo está causando el menor impacto medioambiental posible.
Estos edificios, a raíz de la pandemia, como ya sabemos ayudan al medio ambiente, pero también tienen un gran reto, ya que es necesario saber si las condiciones de los terrenos donde se van a llevar a cabo son aptas para este estilo de construcciones, además estos proyectos todavía deben adaptarse a los criterios que tienen hoy en día los posibles compradores, puesto que deben de igualarse o sobrepasar los estándares de calidad que se encuentran en el mercado. Por otro lado, es fundamental que los usuarios que van a hacer uso de estos edificios cambien ciertos hábitos en cuanto al uso, para así poder alargar su vida útil.
Estas construcciones nos han demostrado que podemos cambiar la percepción de lo que eran antes los edificios, y de cómo se podría reorientar la arquitectura, para poder adoptar medidas sostenibles que beneficien a las personas y al medio ambiente.
